miércoles, mayo 24, 2006

El 9 de abril (II)

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Mi mamá cuenta que apareció una cantidad de gente rara que salía como cucarrones de la tierra, tal vez llegaron por el puerto que en esa época hacía de La Dorada un sitio importante en la navegación por el río Magdalena. La gente se encerró en sus casas y por las calles andaban los sublevados rastrillando machetes contra los andenes y las paredes para amedrentar a los ya aterrorizados doradenses. No se podía escuchar radio o había que hacerlo en los patios de las casas para que no se escuchara desde el exterior porque se corría el riesgo de recibir amenazas más directas contra la casa involucrada. Un señor de La Dorada, don Julio Jaspe, terminó encaramado en un zarzo subiendo por una pared y nadie entiende cómo llegó allí porque después tuvieron que ayudarlo a bajar con escalera. Huía de los revoltosos que estaban poniendo presos a todos los conservadores.

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