sábado, diciembre 23, 2006

De viva voz



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Duración 1:51. Dejemos que de su propia voz mi mamá nos cuente el comienzo de una de sus historias más famosas: los espantos en la casa de mi abuela

martes, diciembre 19, 2006

Herencias del abuelo

La hachuela (un hacha pequeña) que hoy tengo en mi poder como un recuerdo de tantos años la conoció mi mamá en la finca de su abuelita encarnación y de su abuelito Pedro. Mi Mamá estuvo en su finca cuando mi abuelo Julián quedó sin trabajo, la misma finca de la culebra cazadora. Uno de esos recuerdos de la finca es cuando se subió a un algarrobo por un palo y algún gracioso le quitó el instrumento y ella no tuvo más remedio que bajarse agarrada del tronco, raspándose piernas y brazos. Ya más grande se subió a un eucalipto como vio que se subían sus primos, usando una correa. Después no supo cómo bajar y se peló igual mientras mi abuelita la esperaba para castigarla en la base del árbol.

Para llegar a esa finca iban del centro de Armenia a un sitio llamado Tres Esquinas y de allí desviaban hasta otro llamado El Caimo. Allí los espraban con las bestias para ir sobre ellas hasta la finca o aveces hacían el trayecto a pie.

Mi abuelo Julián arrancaba los racimos secos del árbol de higuerilla para sacar aceite. Con ese aceite se iluminaba el Divino Rostro, la imagen de Jesús que quedó plasmada en el manto de la Verónica. De la higuerilla también sacan el aceite de ricino (tal vez sea el mismo). Para sacar el aceite machacaban las semillas y las ponían a hervir. El aceite flotaba y al enfriar podían separarlo del resto del material.

Mi otro abuelo

Mi abuelo Julián era un gran amigo de mi mamá. Dice ella que era una gran persona y aunque era muy pequeña conversaban mucho y le contaba historias de por allá del Chocó, porque él anduvo por esas tierras. Ella y sus hermanos se escondían detrás de la puerta a esperarlo a que llegara de trabajar y lo asustaban. Él se hacía el que no sabía y siempre se "asustaba" cuando los pequeños salían de su escondite.

Era muy bueno con las matemáticas y le explicaba a mi mamá para las tareas. No se las hacía sino que la dirigía de tal forma que ella aprendiera. Ya leímos antes cómo mi mamá aprendió de él su primera letra: la "E" del cabezote del periódico El Tiempo.

Mi abuelo murió cuando ella tenía 10 años. Es muy difícil para un niño pequeño entender la muerte de alguien y mi mamá al recordar hoy esos días se conduele de mi abuelita al ver a sus hijos esperando al que ya nunca más volvería. Cuando iban al cementerio cada ocho días a llevarle flores, mi mamá golpeaba en la lápida y le preguntaba a mi abuela "¿Por qué no contesta mi papá? "

"Pobrecita mi mamá" atina a decir la mía refiriéndose a mi abuelita mientras me cuenta esta historia.

domingo, diciembre 17, 2006

Una culebra casi mamífera

Mi mamá vivió cuando era muy niña en la finca de su abuelo Pedro, durante un tiempo que su papá quedó sin trabajo y no había otro sitio para vivir. Pero gracias a eso muchas de las historias que ella cuenta son de esos meses y de otras ocasiones en que solo iba a la finca de paseo

En la finca de mi abuelo había una culebra cazadora a la que le dejaban todos los días un plato de leche. La culebra, a la vista de todos iba a tomarse su bebida que le daban en retribución a mantener la casa limpia de roedores. Después de finalizado su banquete diario volvía al bosque a seguir su faena de caza.

viernes, diciembre 15, 2006

Mariposas negras

Esta no es una historia que cuenta mi mamá sino una de cómo ella me enseñó a deshacerme de esos horribles animales que son como unas inmensas polillas que en épocas de lluvia aparecen en Bogotá.

No puedo sentir que una de esas bestias aletea cerca de mí, ni siquiera a mis tantos añitos. Pero mi mamá me enseñó a atraparlas cuando están quietas. Se abre una bolsa lo más que se pueda, se toma por el fondo y con cuidado se ubica la boca sobre la mariposa. Ella revolotea tratando de escapar pero queda en la bolsa. Se cierra ésta sin aplastar al animal en el proceso y luego se lleva a la calle donde se bota la bolsa para que la mariposa termine saliendo pero por si acaso, se huye de ella a toda velocidad y se cierra la puerta, no sea quiera regresar a tomar venganza.

jueves, diciembre 14, 2006

Tendencias

Mientras hablamos de las enfermedades que ha padecido la familia me cuenta mi mamá de un familiar suyo que murió. Una historia que me pidió no revelará con nombres.

Era muy "pinta", mono de jos azules y después de la misa de "cuerpo presente", como dice mi mamá se llamaba en ese tiempo, una fila de hombres pasó junto al ataúd y fue depositando sobre él alternadamente un clavel blanco y uno rojo. Cuando mi mamá le pregunto a mi papá qué significaría eso el respondió "será que esos también son mariposos". Solo en ese momento supo mamá de las preferencias de su familiar en una época donde eran mucho menos toleradas que hoy.

martes, diciembre 12, 2006

Don Pacho

Mi abuelito Pacho, papá de mi papá, se sentaba a contar historias de la guerra de los mil días. Una vez que coincidieron él y las hermanas de mi mamá en La Dorada él se sentó en una silla cualquiera a contarles mientras ellas permanecían alrededor suyo, en el suelo escuchándolo.

Él era muy joven cuando lo de la guerra (alrededor de 15 años) y se casó poco después con "La Mona", mi abuelita Rosa. Las hermanas de mi papá a veces se preguntaban por qué mi mamá sabía tantas historias de su papá y ellas no. La razón tiene que ver con la época, en la que el padre de una familia era casi un ser venerado y temido y nunca se creó una relación de confianza como sí ocurrió entre mi mamá y el suegro.

Poco antes del nacimiento de mi hermano mayor (1954) murió Don Pacho. Cuenta mi mamá que las luces de la casa donde estaban en compañía de una prima mía se apagaron, para volverse a prender y luego apagarse del todo. Mi mamá supo entonces que el suegro, muy enfermo en el momento, había partido, había pasado a despedirse.

lunes, diciembre 11, 2006

5 en conducta

Cuando mi mamá era soltera y vivía en La Dorada, los oficiales de la base de La Fuerza Aérea en Puerto Salgar tenían la "costumbre" de calificar de acuerdo a la conducta a las jóvenes del pueblo. Obviamente mi mamá era una de las pocas, dos no más, que lograban una calificación de 5 sobre 5 (de otra forma no les mencionaría ese detalle de la calificación). Esa fama de muchacha seria y responsable le abrió sin dudas las puertas con sus suegros (mis abuelos paternos). Mi papá Pacho (mi abuelito) era especialmente afectuoso con ella y se tenían mucho cariño y mucha confianza.

La otra excelente en conducta era compañera del Banco de Colombia llamada Daisy Díaz.

domingo, diciembre 10, 2006

Al estilo de Tarzán

Mi mamá era fanática de las películas de Tarzán y tanto le gustaba que una vez se atrevió a subirse a un árbol y agarrarse de un bejuco al estilo de las películas del hombre mono. La mala fortuna de la vida real le mostró que no todos sirven para columpiarse de árbol a árbol y por eso terminó en una cañada de donde la recogió la prima que la acompañaba un poco golpeada.

Pero su mala suerte del día no terminó allí porque la susodicha prima tuvo a bien contar a los que estaban en la casa de la finca y mi abuelita, por supuesto, no le perdonó su pela correspondiente.

Mi mamá en esa época no tenía aún los diez años cumplidos. Ninguna de las hijas de mi abuelita fue tan inquieta como mi mamá.

miércoles, septiembre 06, 2006

El ataque a la base de Palanquero

Esta historia me la contó hace poco mi mamá aunque había oído de ella por mi papá. En la nochevieja (31 de diciembre) de 1952 se presentó un asalto a la base áerea de Palanquero cerca de La Dorada, en Puerto Salgar, al otro lado del río Magdalena. Mi papá había tomado un poco durante la celebración. Durante la noche se escuchaba el tiroteo desde La Dorada y casi al amanecer llegaron unos militares de la base a que ayudara a tratar los heridos y hacer el levantamiento de los muertos que produjo el ataque. De lo que contaba mi papá se destacaban varias cosas como el hecho que el supuesto comandante del ataque era un personaje foráneo que murió en la refriega, perfectamente afeitado, blanco, de botas y muy bien vestido; diferente a todos los demás. También contaba del hombre que murió de un balazo en el pecho y que tenía la caja toracica completamente destrozada pero su corazón seguía latiendo.

También contaba que el salvador de la base fue un cabo que se encontraba de licencia y después de tomarse unos tragos se dirigió a la base y se echó a dormir cerca de la casamata, el depósito donde almacenaban el armamento. Lo despertó la balacera y, en calzoncillos y medio borracho, tomó una de las ametralladoras del polvorín y se encarnizó dando bala a todo el que se aparecía. Habían asesinado a un centinela y se metían en muchedumbre. Obviamente al cabo quisieron juzgarlo en consejo de guerra por cualquier babosada de los militares. Ahí están pintados. Al fin no lo hicieron.

martes, septiembre 05, 2006

Toque de queda, Bogotá, Mayo de 1957

El día que cayó el gobierno de Rojas Pinilla, mi mamá andaba en el centro de Bogotá con mi hermano Julián, de tres años en ese momento, cuando fue declarado el toque de queda. Éste comenzaba a las 8 de la noche y ya iba a ser esa hora. Mi mamá cuenta que andaba por algún lado de la carrera octava cerca de la Plaza de Bolívar y no sabía qué bus tomar para su casa. Se acercó a un oficial del ejército que andaba por ahí para preguntar qué debía hacer. Él hizo parar un carro particular y le ordenó al conductor que llevara a mi mamá hasta su casa, en el barrio Palermo (Calle 45A # 21-26). La mandó acompañada de un soldado y el del automóvil no tuvo otra opción que cumplir la orden. Lo bueno para él es que iba con el soldado y no le iba a pasar nada si entraba el toque de queda.

Cuando subió al poder el general Rojas Pinilla por medio de un golpe de estado, mi mamá y mi papá estaban en La Dorada y veían las aclamaciones con las cuales lo recibían. Mi mamá, con esa capacidad profética que posee sólo dijo: "ojalá no le pase como a Maria Antonieta que la recibieron con vítores y terminó decapitada". A los cuatro años las protestas terminaron tumbando el gobierno, ese día en que mi mamá andaba por el centro a la hora que no debía.

viernes, agosto 25, 2006

Mirta

Cuando mi mamá era pequeña llevó de una finca de Montenegro (Quindío) a Armenia, donde vivía, una ardita (ardilla) a la que llamó Mirta. La tuvo con ella tres meses aunque el animal era necio y dañino y aprovechaba que la casa tenía columnas y vigas de madera para roerlas. Era evidente que mi abuela no estaba muy contenta.

Un día, al llegar del colegio, mi mamá extrañó a su ardita. Mi abuela, sin proecuparse, le dijo que la había vendido por 50 centavos que necesitaba, a una niña que la iba usar para un experimento en su colegio. Esa cantidad alcanzaba para el almuerzo de la familia y a veces hacía falta esa plata.

Si a mí se me retuerce la tripa, no imagino lo que siente mi mamá al contarnos esta historia.

viernes, mayo 26, 2006

El 9 de abril (III)

Comience leyendo El 9 de abril (I) y El 9 de abril (II)


Cuenta mi mamá que los revoltosos iban a volar la carcel donde tenían a todos los conservadores pero fue la misma gente del pueblo la que mantuvo vigilancia e impidió que cumplieran la amenaza.

Una semana duro la ocupación en La Dorada. Justo al otro lado del río está la base de la Fuerza Aérea y desde allí se coordinó la recuperación del pueblo. Inicialmente lanzaron, desde algunos aviones, volantes que avisaban de la operación y posteriormente rodearon el pueblo y lo tomaron.

A partir de los sucesos del 9 de abril y días posteriores empieza la época de la violencia en Colombia cuyas consecuencias vemos aún hoy día. Nombres como Sangre Negra, y Desquite se repiten en las historias que mi mamá cuenta. Algún día volveré sobre este tema y las infamias que se dicen de esos tiempos.

miércoles, mayo 24, 2006

El 9 de abril (II)

Empiece leyendo 'El 9 de abril (I)'


Mi mamá cuenta que apareció una cantidad de gente rara que salía como cucarrones de la tierra, tal vez llegaron por el puerto que en esa época hacía de La Dorada un sitio importante en la navegación por el río Magdalena. La gente se encerró en sus casas y por las calles andaban los sublevados rastrillando machetes contra los andenes y las paredes para amedrentar a los ya aterrorizados doradenses. No se podía escuchar radio o había que hacerlo en los patios de las casas para que no se escuchara desde el exterior porque se corría el riesgo de recibir amenazas más directas contra la casa involucrada. Un señor de La Dorada, don Julio Jaspe, terminó encaramado en un zarzo subiendo por una pared y nadie entiende cómo llegó allí porque después tuvieron que ayudarlo a bajar con escalera. Huía de los revoltosos que estaban poniendo presos a todos los conservadores.

lunes, mayo 22, 2006

El 9 de abril (I)

Inmediatamente después del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán se desató en Colombia una serie de revueltas que duraron varios días. Para esa época mi mamá era quien se encargaba de abrir y cerrar la oficina del Banco de Colombia que en esa época, creo que aún lo hacen todos los bancos de La Dorada, se cerraba al mediodía reabriendo en la tarde. Ese día mi mamá ya estaba enterada de la muerte del caudillo pero no reparó en las posibles consecuencias en el orden público y abrió la oficina para el horario de la tarde. Poco después atinó pasar un abogado de La Dorada, Orlando Jaramillo, quien le advirtió sobre lo que podría suceder viendo que en otras ciudades los ánimos ya estaban caldeados. Un ángel de la guarda hizo que mi mamá cerrara la oficina antes que se desencadenaran los días en que La Dorada estuvo incomunicada y sitiada por revoltosos.

viernes, mayo 19, 2006

Las lecturas de mi mamá II

Mi abuelo Julián y mi abuelita Edelmira leían cada noche algún fragmento de un libro. Se leían entre sí en voz alta y de noche en noche iban avanzando en las novelas como una especie de Sherezada y su príncipe. En esas ocasiones mi mamá no leía sino que a hurtadillas escuchaba detrás de una puerta lo que ellos narraban en voz alta, cuando debía estar dormida en otra habitación. Hasta que una vez se durmió mientras escuchaba y fue descubierta. Ahí terminaron los escuchas a escondidas.

Para tener en cuenta: mi abuelo murió cuando mi mamá tenía sólo 9 años. Hay cosas que se heredan y no son necesariamente rasgos físicos o propiedades. Me fascina leer en voz alta y también que alguien lea para mi. Como lectores de tabaquería.

miércoles, mayo 17, 2006

Las lecturas de mi mamá

La primera letra que mi mamá conoció fue la E, gracias a que mi abuelo Julián, lector furibundo de El Tiempo se la enseñó en el cabezote del diario. A los 3 años y medio mi mamá ya leía y recuerda con mucha emoción las revistas Billiken (argentina) y El Peneca (chilena) que cada sábado compraba y devoraba con fruición.

Después que mi mamá viajó a La Dorada en 1946 mi abuelita y una de mis tías botaron toda la colección de mi mamá la cual aparte de los ejemplares de estas revistas tenía un buen número de heraldos, que eran unos volantes con los cuales promocionaban las películas de cine. ¿Les conté ya que mi mamá iba a cine todos los días cuando estaba soltera, en La Dorada? Esa es otra historia para otra ocasión.

La revista Billiken todavía se publica y Peneca dicen que finalizó su publicación en 1960, bajo el nombre 'El intrépido peneca'.

lunes, mayo 15, 2006

El policía escolar

Cuando mi mamá iba a la escuela era obligatoria la asistencia de los niños. Existía un personaje llamado el policía escolar que iba a la casa de los que habían faltado a averiguar por qué no asistían y la única excusa válida era enferemedad.

Cuántos de los estudiantes de hoy agradecen que ya no exista el policía escolar. Mi mamá nunca tuvo la menor intención de faltar a clase.

viernes, mayo 12, 2006

Crucigramas y Selecciones

Cuenta mi mamá que desde los 16 años llena crucigramas. En esa época llegó a La Dorada a la casa de su tía Laura, para nosotros la abuelita Laura, a quien siempre vi en su silla y su pupitre llenándolos y fumando. Desde que me acuerdo he visto a mi mamá cacareando con los crucigramas y los diccionarios y durante varios años seguí su ejemplo. En la actualidad le ayudo esporádicamente a resolver el crucigrama del sábado del diario El Tiempo. Tiene que esforzar los ojos mucho pero sigue haciéndolos.

Es igual de fanática a la revista Selecciones (del Reader's Digest) aunque últimamente no la ha comprado y dice, con cierto complejo de culpa, que con la misma plata se compra la de la National Geographic que es mejor. Tal vez porque es más seria. pero no compra ninguna de las dos.

jueves, mayo 11, 2006

De los dichos de mi mamá: Los años no pasan en balde.

Hoy más que nunca he visto que ya no soy ni sombra de lo que fui antes. Ni bueno ni malo, sólo un ejemplo para acompañar a la frase

sábado, abril 22, 2006

Un centavo

Mi mamá trabajó desde los 16 años en la oficina del Banco de Colombia en La Dorada. Alguna vez conté aquí que era la persona de confianza del gerente.

Cuenta ella que alguna vez en en uno de los cierres de periodo, que se hacía a lapiz y papel, estaban descuadrados en un centavo. Durante varios días estuvieron buscando el descuadre y nadie lo encontraba hasta que una noche mi mamá soñó con el problema y durante el sueño encontró el sitio del error.

A la mañana siguiente fueron a revisar de acuerdo con lo soñado y efectivamente lograron ajustar las cifras. La máquina sumadora estaba defectuosa, fallaba en un centavo, y tras la verificación manual pudieron por fin cerrar libros y enviar el reporte a la central de Bogotá.

Eso de soñar con el trabajo no es raro, por eso hay muchos que hoy día casi no duermen. Pero pocos tienen para contar una historia así de romántica. ¿O no son tan pocos?

jueves, marzo 30, 2006

El poder de los salones de belleza

La familia ya vivía en Bogotá, no se si yo había nacido. Me parece que no porque mi mamá tuvo que ir al laboratorio clínico, el del Dr Caballero Ferrerira, a hacerse unos exámenes porque tenía la tensión arterial muy alta. Mi mamá estuvo en preeclampsia 6 meses antes de tenerme.

Mi papá andaba con mis hermanos en la feria exposición, mi mamá fuera de la casa y una de las muchachas del servicio mandó a la otra a comprar algo que no se necesitaba y se entraron los ladrones llevándose las cosas livianas. Dos o tres días después no amaneció el televisor, grande, de consola, 24 pulgadas, blanco y negro, que teníamos en la casa. Y mi mamá contó en el salón de belleza, se regó el cuento y al otro día una vecina del barrio vio un comprtamiento extraño en un solar frente a su casa: una gente en un campero, como buscando algo en el lote vacío. La dueña de la casa llamó a un amiga y se pusieron a jugar badmington y los hombres del carro tuvieron que irse. Encontraron el televisor, con una de sus patas rotas y la noticia siguió el camino inverso, al salón de belleza y a mi mamá, que le avisó a Aicardo, mi padrino, quien había sido oficial de la policía. Mi mamá muy inocente le preguntó si llamaba a la policía y él le dijo "No, porque se le pierde".

El televisor duró muchos años más en la casa con la cicatriz de su herida en la pata. Lo del primer robo nunca apareció y dice mi mamá que los ladrones eran los hijos de la muchacha que había mandado a la otra a comprar lo innecesario.

lunes, marzo 27, 2006

Cuando Laura casi muere

Cuando mi hermana Laura era muy pequeña estuvo muy enferma y mis papás pensaban que iba a morir. Orinaba con sangre, estaba hinchada y no daban con el chiste, como decimos en Colombia. La llevaron a infinidad de médicos y no mejoraba. Durante esa etapa mi hermana también tenía un diente que estaba como feo, por un golpe en una piscina. La llevaron donde el odontólogo de la familia, el Doctor Giraldo, quien la revisó y en el afán de irse de viaje a Villavicencio observó la radiografía todavía húmeda que le había tomado y no notó nada.

Una semana después el mismo odóntólogo llamó a mi mamá para avisarle que había encontrado la famosa radiografía al llegar del paseo y mi Laura tenía un abceso terrible en el diente golpeado. Le sacaron el diente, la trataron con antibióticos y mejoró la infección y de paso la enfermedad de los riñones que no habían logrado determinar. Nunca se supo por qué el abceso estaba enfermándola tanto. Cuando hablaron de nuevo con el urólogo pediatra, quien estaba extrañado porque no habían vuelto a ir ante ese caso tan raro, le contaron que después de la intervención odontológica la niña había mejorado como por milagro. Obviamente no creyó dicho cuento. Los médicos a veces no creen en milagros. Especialmente cuando los hacen otros.

sábado, marzo 25, 2006

Matrimonio express

Mis papás duraron seis meses de novios, después que mi papá estuvo "estudiando" a mi mamá durante 4 años. Finalmente mi papá le dijo a mi mamá que se casaran y ella lo tomó como en broma pero resultó que era en serio. Mi mamá sintió que ya no tenía más qué hacer sino aceptar y tres días después se casaron, en una ceremonia a las 5 de la mañana. "Así eran las cosas con su papá" dice mi mamá cuando le preguntamos por qué el afán y por qué la hora.

martes, marzo 21, 2006

Una pastica

Mi mamá tenía la virtud de tener trabajos de parto supremamente cortos. Ella lo atribuye a que hacía gimanasia y otros ejercicios de manera permanente, incluso hasta tocarse la punta de los pies en pleno embarazo.

En el último de sus embarazos, es decir el mío, mi mamá le avisó a mi papá, quien dormía con una pesadez como hipnótica que ya estaba a punto de nacer el hijo. "Un varoncito y es rubio", había profetizado ella que iba a ser. Pues mi papá con su capacidad de hablar dormido y no acordarse de lo que dijo, capacidad que heredé entre muchas otras, solamente atinó a decirle: "tómese una pastica y miramos mañana". "¿Mañana? Gonzalo, es en serio". El que fue mi padrino vivía en la casa de enfrente y se había puesto a la orden sin importar el momento que fuera necesario, para llevarla a la clínica. Mi mamá dice que de haber roto fuente yo habría nacido en el asiento del carro de Aicardo en vez de en el cuarto de San Alejo de la clínica donde finalmente ocurrió.

Hay que aclarar que mi papá era médico por lo que lo de la "pastica" reviste una gravedad aún mayor.

viernes, marzo 10, 2006

En el orfeón

Durante su paso por el colegio mi mamá hizo parte del coro, el cual ensayaba en el orfeón bajo la dirección de un profesor llamado Anacleto. Una de sus compañeras, cuenta mi mamá, poseía una voz bella hasta el asombro. Pero había otra en el curso, llamada Edilma Cardona, que pasaba desapercibida pero, en privado, deslumbraba con su canto. Mi mamá le dijo al director "Vea, don Anacleto, en el salón hay una niña que canta líndísimo. Lo que pasa es que es muy tímida". Al otro día el profesor habló con Edilma y la invitó a que hiciera un ensayo porque, le habían contado, cantaba muy bien.

Edilma Cardona terminó como voz principal en los coros de El Trovador.

miércoles, marzo 08, 2006

La última navidad de mi papá

El otro día estuvimos recordando con mi mamá los días y meses previos a la muerte de mi papá. Él con su asombroso ojo clínico se había autodiagnosticado correctamente el cáncer de pulmón. Alguna vez hablando con él me contaba que la tuberculosis que había tenido muchos años atrás causaba una serie de cicatrices en los pulmones que favorecían el desarrollo de un cáncer. Contaba que todos sus compañeros de estudio en la universidad que posteriormente habían tenido tuberculosis murieron de cáncer de pulmón.
Mi papá vivía en La Dorada y decidió que no le hicieran tratamiento para el cáncer porque a sus 84 años era prolongarle la vida a punta de sufrimientos en esos tratamientos tan duros. Aunque ya sabía su enfermedad decidió dejarse hacer los exámenes por los pedidos de sus hijos y para tranquilidad de ellos (nuestra). Finalmente viajamos con él el 22 de diciembre de 1998 a Bogotá. Ya se encontraba muy mal y en las fotos se le nota lo decaído que estaba. Celebramos la navidad y el año nuevo y finalmente murió en el apartamento de mi hermano Gonzalo el 9 de enero.
Con mi memoria enredada no hubiera podido escribir esto, las fechas y los recuerdos claros los aportó mi mamá, como es su costumbre.

martes, marzo 07, 2006

La Droguería Andina

Llegó a ser la farmacia más grande de La Dorada. Idea de mi mamá al ver que las finanzas de ese momento no mostraban buenas expectativas y buscando alternativas se le ocurrió este negocio. Mientras lo manejó ella fue exitoso pero al viajar la familia a Bogotá "para el estudio de los muchachos" mi papá la dejó a cargo de unos sobrinos suyos. Y empezó el decenso. Cuando años después mi mamá volvó a vivir en La Dorada ya la Droguería Andina no era ni la sombra de lo que había sido.

miércoles, febrero 22, 2006

Sorpresa

Cuentan que en La Dorada hubo un cura, que mientras daba una misa apareción un niñito y le dijo "papi, papi". No se sabe cuál fue la causa verdadera pero dos días después desapareció y no se supo más de él.

Mi mamá no estaba muy convencida de permitir que se publicara este cuento. Pero de todos modos ella me lo contó. Sin más detalles

viernes, febrero 17, 2006

El poder de la palabra II

Para quien haya leído el texto anterior van mis disculpas. Por contarlo de memoria confundí una cantidad de elementos y auque resultó interesante la historia es esta:

Mi mamá, por aquello de votar por el frente nacional, de acuerdo con las instrucciones recibidas de su partido, iba a dar su voto por el conservador Misael Pastrana Borrero. Esto fue en las elecciones de 1970 donde el gobierno del liberal Carlos Lleras Restrepo le robó las elecciones del 19 de abril a la Anapo. Por ese fraude mayúsculo se creó el movimiento guerrillero M-19.

Mi papá, ultra conservador pero en contra de los Pastrana no iba a votar por nadie y al saber que mi mamá sí lo iba a hacer le dijo "Se le va a pudrir el dedo". Como conté antes, fueron palabras premonitorias. El dedo sufrió un absceso y perdió la uña.

Aunque en realidad la historia fue diferente, el poder de la palabra se confirma con esta nueva versión, la cual verifiqué con la protagonista. Mi mamá me autorizó a dejar la versión tal como la había escrito pero, en busca de la verdad, dejo las dos.

El poder de la palabra

Hace muchos años en Colombia se solía marcar a los votantes en elecciones. Se les ordenaba introducir el dedo índice derecho en tinta indeleble para evitar el fraude, que votaran después en otra mesa. A finales de los 80 se abolió esa práctica pensando que la tecnología evitaría dichos engaños. La tinta acaba de ser ordenada de nuevo, los humanos estamos por encima de cualquier tecnología.

Después del asesinato de Gaitán, los gobiernos conservadores tiránicos de Mariano Ospina Pérez y Laureano Gómez y el gobierno militar, se llegó a un acuerdo entre los partidos liberal y conservador para repartirse la presidencia, por turnos, durante cuatro periodos. Eso se llamó el Frente Nacional. Pues en las elecciones de 1962 los votantes liberales recibieron la instrucción de votar por el candidato conservador. Mi mamá, liberal acérrima desde pequeña cuando su casa quedaba frente al parque Uribe de Armenia, sede de las congregaciones liberales, estaba reacia a votar por un godo. Pero la disciplina de partido pudo más que las convicciones y depositó su voto como se le había ordenado, no sin antes lanzar una de esas frase premonitorias: "Si este gobierno sale malo, que se me pudra el dedo". Se refería al índice derecho manchado por la tinta delatora.

Mi mamá conserva su dedo traidor pero después de la votación se infectó de manera horrible; antibióticos y drenajes fueron necesarios para contrarrestar la "podredumbre del dedo" vaticinada por ella. Se puede descubrir que mi mamá posee una de esas percepciones extrasensoriales y anticipatorias que dan miedo. El gobierno de Valencia fue un desastre.

lunes, febrero 13, 2006

La foto de mi mamá


Una foto de mi mamá en su juventud

La Dorada

Mi mamá llegó a La Dorada el 6 de mayo de 1946. Tiene muy claro la fecha porque fue un día después de la derrota del partido liberal por parte de Mariano Ospina Pérez. Inicialmente iba a trabajar en una escuela en La Dorada pero nunca le ha gustado la docencia así que pasó hojas de vida incluyendo la del Banco de Colombia donde trabajó durante cinco años hasta que se casó porque en esa época estaba mal visto que una mujer casada trabajara.

Cuando mi mamá entro a trabajar en el banco no conocía lo que era un cheque porque en su casa nunca se vio un papel de ese estilo. Llegó precisamente al área de extractos. Debía registrar en un libro cada uno de los movimientos del día anterior. Siempre mantuvo cierta distancia con sus compañeros de trabajo y por eso los hombres siempre la llamaban Señorita Amalia o Doña Amalia. Hizo un trabajo tan eficiente que el Gerente del Banco la encomendó la organización de su archivo personal, papeles confidenciales ya que no estaba conforme como se manejaba antes.

Cuando se retiró del Banco para casarse le aumentaron el sueldo para que sus cesantías, retroactivas en esas épocas, fueran mejores. Antes de retirarse tenía la posibilidad de ser trasladada a Bogotá para que estudiara. Pero no se dio, eligió el matrimonio y yo no estaría escribiendo esto ahora si otra hubiera sido la decisión.

viernes, febrero 10, 2006

Bajo el signo capricornio

Mi papá estuvo tras mi mamá 4 años. Ella tenía fama de seria y él de jugador, mujeriego y tomatrago. Parece que la fama le duró hasta el matrimonio porque el juego lo dejó, no sé sobre las mujeres y no era un borrachín ni nada parecido.

Mi mamá cuenta que la primera vez que estuvieron en cine fue cuando en una ocasión Laura y Darío la invitaron a ver "Bajo el signo capricornio" y los acompañaba Hernando Hoyos. De camino al teatro se encontraron con mi papá y Hernando lo invitó a ir con ellos. También iban dos sobrinas de Darío.

Supuestamente mi papá salía al día siguiente para Samaná a visitar a sus papás, Don Pacho y Doña Rosa. Pero no hubo tal. Al día siguiente estaba haciéndole visita a mi mamá y la encontró haciendo oficio.

El encuentro en cine ocurrió el 30 de noviembre de 1951. Se casaron el 8 de mayo de 1952. Luego les cuento lo del matrimonio ultrarrápido.

miércoles, febrero 08, 2006

En bicicleta

Escuchar los cuentos de mi mamá implica en innumerables ocasiones saber cosas de mi papá. Cuando uno se casa, la historia viene a ser una especie de fábula conjunta, creación colectiva.

Mi papá estuvo tras de mi mamá por muchos años. Mi tía abuela (la abuelita Laura) y su esposo (Darío), mi mamá vivía con ellos en La Dorada, le decían que ese no era un buen hombre para ella, por su edad y por su fama de solterón. Pero en fin, fueron casi 47 años de matrimonio, con idas y vueltas, buenas y no tanto, como todas las parejas pueden contarnos.

Una vez mi papá iba en bicicleta y pasó cerca de mi mamá. Tal vez el encuentro no fue casual sino uno de tantos que pudo forzar mi papá cuando estaba tras ella. En fin, por andarla mirando, tan bonita que era ella, no se percató que la bicicleta cambiaba de rumbo y terminó estrellado contra un árbol.

Parece mentira, pero es la verdad. No es una confabulación causada por los años. Nuestras vidas están llenas de escenas cinematográficas y a veces se nos pasan por estar leyendo los subtítulos.

martes, febrero 07, 2006

Castigos voluntarios

Mi mamá era un poco necia cuando estaba en el colegio. Siempre de buena conducta, pero bastante inquieta, el castigo más usual era ser enviada a la oficina de la Directora del colegio. Esta señora se dio cuenta que era muy frecuente que le enviaran a Doña Amalia, como la llamaba, hasta que descubrió la verdadera razón de la visita habitual. Mi mamá se hacía castigar para que la mandaran a la Dirección donde estaba la biblioteca de la Directora, llena de libros de aventuras que ella le prestaba.

Mi mamá "sufría" el castigo de la lectura. y cuando puede se sigue autoinflingiendo ese maravilloso castigo.

jueves, enero 26, 2006

Retazos de historia

Cuando mi mamá estaba en el colegio su curso tuvo una excursión a Bogotá a la cual ella no pudo ir. A la vuelta, la profesora había consegiudo regalos para todos. Libros o pollitos. Los libros se llamaban Retazos de historia y los pollitos... pues, pollitos.

Mi mamá podía escoger cuál regalo llevarse y obviamente se decidió por el ave aunque días después pudo ver el libro con la profesora y encontró la historia de los Pijaos, y el combate entre Calarcá y otro cacique donde murieron ambos. Preguntó si no podía cambiar el regalo, y la profesora decidió regalarle el libro.

Quedó con pollito y con retazos de historias

miércoles, enero 25, 2006

Desfalco

Cuando mi mamá era niña hubo un caso de desfalco en la plaza de mercado de Armenia. Un hombre se había apropiado de 80 pesos y al ser descubierto toda la sociedad le dio la espalda y tuvo que salir de ella porque era imposible volver a tener trabajo donde todo el pueblo lo despreció.

Si hoy tratáramos de lograr algo así no pasaríamos de hacer el ridículo.

En esa época un huevo valía 6 centavos, una libra de carne 8, “un casado” valía un centavo; era una gelatina y un pandequeso, equivalente a un “combo” de hoy.

martes, enero 24, 2006

El comienzo del fin

Otra de esas historias de aparatos novedosos ocurrió en Armenia cuando llegó el primer carro. No había carreteras para llevarlo, así que desarmado y a lomo de mulas llegó hasta la tierra de los cuyabros. Dice mi mamá que allá lo reconstruyeron y le daban vueltas alrededor de la plaza del pueblo y la gente pagaba por montar en él.

lunes, enero 23, 2006

La televisión pública

Recuerda mi mamá que la casa de mi familia en La Dorada, muchos años antes que yo naciera, fue una de las primeras en tener televisor. La gente se congregaba en la ventana para ver el aparato, el cual había sido ubicado de manera estratégica para permitir estas reuniones. En el andén quedó el rastro. Un hueco evidenciaba las aglomeraciones para ver el aparato, que funcionaba a duras penas por ser un servicio en vías de desarrollo.

Algo similar pasaba con la pólvora que mi papá compraba hasta que le robaron los juguetes a su hijo mayor, mi hermano Julián. Finalmente la pólvora se prohibió en casa cuando una vela romana mal armada fue despedida hacia atrás de su lanzadera quemando y golpeando a mi papá, quien la tenía en la mano.

miércoles, enero 18, 2006

De los dichos de mi mamá: El que es comedido come de lo que está escondido

Y yo nunca supe que mi mamá escondiera algo y privilegiara a alguno de sus hijos. Pero siempre nos persuadía de esa forma para obtener nuestra colaboración en alguna tarea casera.

miércoles, enero 04, 2006

De los dichos de mi mamá: Ni ojo en carta, ni mano en plata.

martes, enero 03, 2006

El cadaver del presidente Olaya Herrera

Me contaba ayer mi mamá algo como de Macondo. En Armenia se detuvo la caravana que llevaba los restos del ex presidente Enrique Olaya Herrera, fallecido en Roma mientras fungía de embajador. Sus cuerpo fue llevado por barco hasta Buenaventura y en el camino a Bogotá hubo una parada en la mencionada ciudad para que el pueblo contemplara y riendiera homenaje al fallecido presidente. El caso de "no te lo puedo creer" es que no bajaron del camión el féretro o la caja donde se encontraba el cadáver sino metieron el camión completo a la iglesia. Tuvieron que poner tablas para que subiera el atrio y ya en el interior de la catedral de Armenia el piso de ésta, en madera, se desfondó por el peso. Así permaneció toda la noche mientras estuvo en la ciudad y luego lo sacaron para continuar el viaje.

¿Que tendría de especial que no podían bajarlo del camión?

El presidente Olaya Herrera murió en el año 1937.