martes, febrero 07, 2006

Castigos voluntarios

Mi mamá era un poco necia cuando estaba en el colegio. Siempre de buena conducta, pero bastante inquieta, el castigo más usual era ser enviada a la oficina de la Directora del colegio. Esta señora se dio cuenta que era muy frecuente que le enviaran a Doña Amalia, como la llamaba, hasta que descubrió la verdadera razón de la visita habitual. Mi mamá se hacía castigar para que la mandaran a la Dirección donde estaba la biblioteca de la Directora, llena de libros de aventuras que ella le prestaba.

Mi mamá "sufría" el castigo de la lectura. y cuando puede se sigue autoinflingiendo ese maravilloso castigo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

oye, qué buena idea, qué bonito que escribas la historia de tu madre...
me encanta!!!!!