jueves, marzo 30, 2006

El poder de los salones de belleza

La familia ya vivía en Bogotá, no se si yo había nacido. Me parece que no porque mi mamá tuvo que ir al laboratorio clínico, el del Dr Caballero Ferrerira, a hacerse unos exámenes porque tenía la tensión arterial muy alta. Mi mamá estuvo en preeclampsia 6 meses antes de tenerme.

Mi papá andaba con mis hermanos en la feria exposición, mi mamá fuera de la casa y una de las muchachas del servicio mandó a la otra a comprar algo que no se necesitaba y se entraron los ladrones llevándose las cosas livianas. Dos o tres días después no amaneció el televisor, grande, de consola, 24 pulgadas, blanco y negro, que teníamos en la casa. Y mi mamá contó en el salón de belleza, se regó el cuento y al otro día una vecina del barrio vio un comprtamiento extraño en un solar frente a su casa: una gente en un campero, como buscando algo en el lote vacío. La dueña de la casa llamó a un amiga y se pusieron a jugar badmington y los hombres del carro tuvieron que irse. Encontraron el televisor, con una de sus patas rotas y la noticia siguió el camino inverso, al salón de belleza y a mi mamá, que le avisó a Aicardo, mi padrino, quien había sido oficial de la policía. Mi mamá muy inocente le preguntó si llamaba a la policía y él le dijo "No, porque se le pierde".

El televisor duró muchos años más en la casa con la cicatriz de su herida en la pata. Lo del primer robo nunca apareció y dice mi mamá que los ladrones eran los hijos de la muchacha que había mandado a la otra a comprar lo innecesario.

lunes, marzo 27, 2006

Cuando Laura casi muere

Cuando mi hermana Laura era muy pequeña estuvo muy enferma y mis papás pensaban que iba a morir. Orinaba con sangre, estaba hinchada y no daban con el chiste, como decimos en Colombia. La llevaron a infinidad de médicos y no mejoraba. Durante esa etapa mi hermana también tenía un diente que estaba como feo, por un golpe en una piscina. La llevaron donde el odontólogo de la familia, el Doctor Giraldo, quien la revisó y en el afán de irse de viaje a Villavicencio observó la radiografía todavía húmeda que le había tomado y no notó nada.

Una semana después el mismo odóntólogo llamó a mi mamá para avisarle que había encontrado la famosa radiografía al llegar del paseo y mi Laura tenía un abceso terrible en el diente golpeado. Le sacaron el diente, la trataron con antibióticos y mejoró la infección y de paso la enfermedad de los riñones que no habían logrado determinar. Nunca se supo por qué el abceso estaba enfermándola tanto. Cuando hablaron de nuevo con el urólogo pediatra, quien estaba extrañado porque no habían vuelto a ir ante ese caso tan raro, le contaron que después de la intervención odontológica la niña había mejorado como por milagro. Obviamente no creyó dicho cuento. Los médicos a veces no creen en milagros. Especialmente cuando los hacen otros.

sábado, marzo 25, 2006

Matrimonio express

Mis papás duraron seis meses de novios, después que mi papá estuvo "estudiando" a mi mamá durante 4 años. Finalmente mi papá le dijo a mi mamá que se casaran y ella lo tomó como en broma pero resultó que era en serio. Mi mamá sintió que ya no tenía más qué hacer sino aceptar y tres días después se casaron, en una ceremonia a las 5 de la mañana. "Así eran las cosas con su papá" dice mi mamá cuando le preguntamos por qué el afán y por qué la hora.

martes, marzo 21, 2006

Una pastica

Mi mamá tenía la virtud de tener trabajos de parto supremamente cortos. Ella lo atribuye a que hacía gimanasia y otros ejercicios de manera permanente, incluso hasta tocarse la punta de los pies en pleno embarazo.

En el último de sus embarazos, es decir el mío, mi mamá le avisó a mi papá, quien dormía con una pesadez como hipnótica que ya estaba a punto de nacer el hijo. "Un varoncito y es rubio", había profetizado ella que iba a ser. Pues mi papá con su capacidad de hablar dormido y no acordarse de lo que dijo, capacidad que heredé entre muchas otras, solamente atinó a decirle: "tómese una pastica y miramos mañana". "¿Mañana? Gonzalo, es en serio". El que fue mi padrino vivía en la casa de enfrente y se había puesto a la orden sin importar el momento que fuera necesario, para llevarla a la clínica. Mi mamá dice que de haber roto fuente yo habría nacido en el asiento del carro de Aicardo en vez de en el cuarto de San Alejo de la clínica donde finalmente ocurrió.

Hay que aclarar que mi papá era médico por lo que lo de la "pastica" reviste una gravedad aún mayor.

viernes, marzo 10, 2006

En el orfeón

Durante su paso por el colegio mi mamá hizo parte del coro, el cual ensayaba en el orfeón bajo la dirección de un profesor llamado Anacleto. Una de sus compañeras, cuenta mi mamá, poseía una voz bella hasta el asombro. Pero había otra en el curso, llamada Edilma Cardona, que pasaba desapercibida pero, en privado, deslumbraba con su canto. Mi mamá le dijo al director "Vea, don Anacleto, en el salón hay una niña que canta líndísimo. Lo que pasa es que es muy tímida". Al otro día el profesor habló con Edilma y la invitó a que hiciera un ensayo porque, le habían contado, cantaba muy bien.

Edilma Cardona terminó como voz principal en los coros de El Trovador.

miércoles, marzo 08, 2006

La última navidad de mi papá

El otro día estuvimos recordando con mi mamá los días y meses previos a la muerte de mi papá. Él con su asombroso ojo clínico se había autodiagnosticado correctamente el cáncer de pulmón. Alguna vez hablando con él me contaba que la tuberculosis que había tenido muchos años atrás causaba una serie de cicatrices en los pulmones que favorecían el desarrollo de un cáncer. Contaba que todos sus compañeros de estudio en la universidad que posteriormente habían tenido tuberculosis murieron de cáncer de pulmón.
Mi papá vivía en La Dorada y decidió que no le hicieran tratamiento para el cáncer porque a sus 84 años era prolongarle la vida a punta de sufrimientos en esos tratamientos tan duros. Aunque ya sabía su enfermedad decidió dejarse hacer los exámenes por los pedidos de sus hijos y para tranquilidad de ellos (nuestra). Finalmente viajamos con él el 22 de diciembre de 1998 a Bogotá. Ya se encontraba muy mal y en las fotos se le nota lo decaído que estaba. Celebramos la navidad y el año nuevo y finalmente murió en el apartamento de mi hermano Gonzalo el 9 de enero.
Con mi memoria enredada no hubiera podido escribir esto, las fechas y los recuerdos claros los aportó mi mamá, como es su costumbre.

martes, marzo 07, 2006

La Droguería Andina

Llegó a ser la farmacia más grande de La Dorada. Idea de mi mamá al ver que las finanzas de ese momento no mostraban buenas expectativas y buscando alternativas se le ocurrió este negocio. Mientras lo manejó ella fue exitoso pero al viajar la familia a Bogotá "para el estudio de los muchachos" mi papá la dejó a cargo de unos sobrinos suyos. Y empezó el decenso. Cuando años después mi mamá volvó a vivir en La Dorada ya la Droguería Andina no era ni la sombra de lo que había sido.